miércoles, 5 de agosto de 2009

SHERLOCK HOLMES Y EL DOCTOR CONAN DOYLE



Ayer se conmemoró el nacimiento del padre literario del detective más famoso del mundo. Elemental: se trata de Sir Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes.


Sir Arthur Conan Doyle nació en Edimburgo, Escocia en 1859. Sus padres lo enviaron a una escuela católica, pero con el tiempo decidió volverse agnóstico y estudiar medicina. Antes de que cumpliera 20 años, ya había publicado varias historias cortas.
En 1885 obtuvo su doctorado como médico naval, y se mudó a Portsmouth, donde instaló una clínica donde no le fue nada bien. Ante los pocos pacientes, Conan Doyle empezó a escribir una historia titulada Estudio en Escarlata. Trataba sobre un médico llamado John Watson, que conoce a un brillante detective llamado Sherlock Holmes.


A pesar de que Conan Doyle fue un excelente escritor y un buen jugador profesional de rugby (jugando 10 partidos en total) fue un fracaso como médico. Incluso en sus memorias confiesa que cuando trabajo como oftalmólogo, ni un solo paciente entró en su clínica.


Conan Doyle fue también autor de narraciones de terror y de El Mundo Perdido novela de corte fantástico donde unos investigadores, entre quienes se encuentra el profesor Challenger (otro de sus personajes recurrentes) viajan a una isla donde los dinosaurios no se han extinto.


Sin embargo, toda su vida y obra han sido opacadas por su más famoso personaje. El vivo ejemplo del razonamiento deductivo, de la eficacia, de un intelecto superior y de la justicia…

APARECE SHERLOCK HOLMES
La inspiración directa para la creación de Holmes fue Joseph Bell, un profesor de Conan Doyle. Bell tenía un gran talento para distinguir las enfermedades de los pacientes cono sólo verlos, fijándose en su forma de hablar, caminar y comportarse.


Holmes es un genio que sobrepasa el intelecto no sólo de toda la policía de Londres sino de su creador: puede distinguir diferentes clases de tierras, es un maestro del disfraz y reconoce a una persona con un ligero vistazo. Entre sus excentricidades, le fascina tocar su Stradivarius y practicar la apicultura… también consume cocaína, como se menciona en la novela El signo de los cuatro.


A lo largo de su vida, Conan Doyle escribió 4 novelas y 56 relatos del detective, que se han dado en llamar El Canon Holmesiano, y poseen elementos que forman parte de la cultura popular: su inseparable amigo el Dr. Watson. Su casa ubicada en el 221-B de la Calle Baker. La única mujer que logró engañarlo: Irene Adler, antagonista de Un escándalo en Bohemia. Uno de sus casos más famosos: El sabueso de los Baskerville.


Por supuesto, como todo gran héroe, Holmes tiene a su archienemigo: el Profesor James Moriarty, brillante matemático y genio del crimen con quien sólo se enfrenta una vez, en el relato El Problema Final, donde ambos caen a las cataratas de Reichenbach tras una pelea.


Con el fin de dedicarse a escribir novelas históricas que nunca tuvieron éxito, Conan Doyle pretendió asesinar a Holmes en esa pelea contra el profesor, pero la presión de los lectores –entre ellos su propia madre, quien lo reprendió por asesinar a “tan simpático detective”- lo obligaron a resucitarlo.


El detective se retiró entre 1903 y 1904. Por su parte, su creador muríó en Inglaterra el 7 de julio de 1930, pero Holmes, al igual que todo gran personaje literario, es eterno. Aún sigue resolviendo crímenes con su usual soberbia (“al fin y al cabo, Watson, no he sido contratado por la policía para compensar sus deficiencias”), sigue inspirando series animadas, películas –no sólo las clásicas estelarizadas por Basil Rathbone, sino una más que está por venir, que dirigirá Guy Ritchie y protagonizará Robert Downey Jr.- y a toda clase de personajes, como Batman y el Dr. House, quienes le deben mucho a su instinto deductivo.

Por cierto: en las historias escritas por Conan Doyle, Sherlock jamás dijo la frase “Elemental, mi querido Watson”. Dijo “Elemental” y “Querido Watson”… pero toda la frase, jamás.

Artículo publicado originalmente en el periódico "Correo".

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