domingo, 10 de octubre de 2010

EL EFECTO CUCARACHA, POR BERNARDO MONROY

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Pablo miró al hombre arrodillado frente a él. Apuntó con su automática directo a su cabeza.

-Mira, Memo, al patrón no le gusta que lo traicionen. Tú sabes que la lealtad es lo primordial en este negocio. Ni modo, compadre.

Le disparó tres veces directo a la cabeza. Después, le avisó a sus subordinados para que decapitaran el cadáver y dejaran la cabeza en algún lugar visible de la ciudad. Salió de la bodega abandonada que usaba para sus ejecuciones, y abordó el Hummer blindado. En el asiento trasero lo esperaba su jefe. El auténtico amo y señor del crimen organizado en México. Pese a su avanzada edad, siempre lo ponía nervioso. El jefe era todo un maestro en el arte del miedo y la intimidación. Sobre todo cuando movía la cabeza, como si se tratara de un reptil. Hablaba con un español impecable, pese a su nacionalidad británica, y conocía distintos métodos de defensa personal y artes marciales. Desde aquella ocasión que había perdido un combate de baritsu que casi le cuesta la vida, decidió entrenar. Sabía de antemano que su pelea con aquel rival tendría revancha.

A muchos narcotraficantes les irritaba que un inglés moviera las riendas del crimen organizado en México, pero el jefe respondía: “Yakuzas, triadas, mafia siciliana, pandillas de Los Ángeles, narcos mexicanos… todos son unos imbéciles. Débiles mentales. ¿Les molesta que yo sea el amo y señor de todo? ¡Adelante! ¡Pueden destituirme cuando quieran! Si es que pueden”.

Pablo entró al automóvil. Su jefe estaba sentado. Era calvo, usaba una gabardina negra y sostenía un bastón con un cráneo en la punta. Le preguntó a Pablo si ya había asesinado a Guillermo. Hablaba con una frialdad digna de un contador, no de alguien que asesinaba a sangre fría. Al jefe le gustaba que sus subordinados fueran concretos. “El tiempo apremia” decía. En especial para Pablo, su secretario particular.

-Ya está listo, Profesor Moriarty. Podemos irnos cuando guste.

* * *

Pablo tocó a la puerta del estudio del profesor Moriarty. Podía escucharse con toda claridad “Trompeta Voluntaria”. En cuanto la música terminó, la ronca voz de su jefe lo invitó a pasar. El profesor estaba sentado frente a su computadora. A la izquierda del estudio, había una pintura de Jean-Baptiste Greuze. Dio doble click y esta vez se escuchó el Huapango de Moncayo.

-Ustedes los mexicanos tienen buenos compositores –comentó-. Y esto de la tecnología moderna es maravilloso. Puedes conseguir cualquier música con solo… ¿cómo le dicen? Ah, si. Googlear. No he descargado nada de violines, puesto que una persona que aborrezco era aficionada a ese instrumento. Pero disculpa, Pablo. Estoy desvariando -usó el ratón para bajar el volumen-. ¿Cómo van los negocios? No me mires así, maldito cobarde. ¿Creías que sólo nos dedicaríamos al narcotráfico?

Pablo recordó la encomienda que Moriarty le había encargado hacía una semana. El simple hecho de evocarlo le producía escalofríos: secuestrar niños a la salida de las escuelas primarias. “Deben ser de escuelas pudientes. Esos pedófilos sienten fascinación por mocosos rubios y de ojos azules. Si los padres o el personal de seguridad se oponen, mátalos. ¿A plena luz del día, profesor? ¿Cómo? Ten iniciativa, idiota. Yo no voy a pensar en todo. Una vez que lleguen a la bodega será cuestión de desnudarlos, fotografiarlos y encerrarlos. Y aliméntalos bien y encadénalos de ser necesario. No queremos que se mueran de inanición o se suiciden porque son violados hasta cincuenta veces por día. Eso ya nos pasó”.

-Todo está listo, profesor. Conseguí el encargo: cabello negro, once años, ojos verdes. El arzobispo que disponga del niño cuando quiera.

-Adviértele que tendrá que comprarlo –dijo Moriarty, con una naturalidad digna de empresario haciendo cuentas-. La última vez ese esbirro del Vaticano alquiló un niño lo dejó lleno de cicatrices. No entiendo por qué ese afán de maltratar la mercancía. ¿Algo más?

-Profesor, estamos hackeando la página del Banco de México. De acuerdo a las órdenes que nos dio.

-Muy bien –dijo, sin apartar la mirada de su computadora-. Retírate. Y no olvides recoger el cargamento de cocaína en la frontera. Mis hombres te están esperando. Ya revisé todas las variantes y no hay una sola cosa que pueda fallar.

-Muchas gracias, profesor.-dijo Pablo. Se puso de pie y salió del estudio cerrando la puerta.

* * *

Todo había comenzado hacía cuatro años, cuando Pablo era el más poderoso capo del narcotráfico en Chihuahua. La guerra contra el crimen organizado emprendida por el presidente había mejorado su situación: muchos capos fueran arrestados, y esto solo sirvió para que quienes estaban en libertad se disputaran nuevos territorios. El presidente de los Estados Unidos Mexicanos no paraba de declarar que estaba limpiando al país, pero al parecer vivía en un mundo imaginario. El resto del planeta tenía una opinión contraria. Una nota publicada en el periódico español “El País” el 14 de abril del 2010, señalaba: “Lo que más llama la atención de las cifras distribuidas por el Gobierno es que rebasan con mucho los conteos extraoficiales que llevan a cabo los diarios mexicanos. La cifra oficial es de 22.743 muertos, tres mil más de los que se tenían contabilizados. Otro dato muy esclarecedor es la progresión de los asesinatos. En 2006, todavía bajo el mandato del presidente Vicente Fox, cayeron 62 personas. En 2007 ya fueron 2.837 y al año siguiente la cifra subió hasta los 6.844. Pero fue en 2009 cuando la guerra de todos contra todos se desató y la cifra subió hasta las 9.635 muertes violentas”. Y además: “los estados de Chihuahua, Sinaloa y Guerrero se convirtieron durante los últimos tres años en escenario diario de ejecuciones, a cada cual más cruel, pero de la violencia -en contra de lo sostenido durante un tiempo por el Gobierno de Calderón- se ha ido contagiando todo el país y ni las zonas turísticas se han librado del azote del narcotráfico. El despliegue de la Policía Federal y, sobre todo, del Ejército no se ha traducido aún en una reducción de la violencia. Más bien al contrario”.

México era un caldo de cultivo para el crimen, y la situación, en vez de limpiar el país, como ilusamente creía el presidente, había resultado contraproducente, favoreciendo el llamado “efecto cucaracha”, que en la jerga policial se refiera a cuando los delincuentes emigran de un lugar donde las leyes de su delito son severas, a otro donde no la son, ya sea para evitar a la justicia, o continuar con sus actividades.

Lo que nadie sospechó fue que la situación también atrajo personajes de la literatura.

Antes de trabajar para James Moriarty, Pablo nunca había leído un libro en toda su vida. Cuando empezó a servir a los capos del narcotráfico en Ciudad Juárez, y estos le encomendaban escribir mensajes amenazantes o de advertencia, no tenía la más mínima calidad ortográfica. Con frases estilo “PAKE APRHENDAS A REZPETAR”. Era incapaz de pasar sus amenazas escritas por el corrector ortográfico de Word, pero sí de decapitar a un ser humano o asesinar a toda una familia. Las cosas cambiaron cuando una tarde, cuando ya era el mayor capo del narcotráfico en el estado de Chihuahua y vivía solo, pues por motivos de trabajo era soltero, lo esperaba en su sala un anciano. Era alto, delgado, su cabeza se movía de forma reptiliana y sostenía un bastón. Antes de preguntar cómo había entrado, antes de que Pablo desenfundara su arma, antes de que pudiera dar un paso, el anciano le dijo que a partir de ese momento tomaría control del país, y que tenía tres opciones: morir, esperar a que le asignaran un territorio o convertirse en su criado personal. Ninguna de las tres opciones le pareció atractiva. Primero se rió en la cara del anciano, y luego intentó golpearlo, pero sólo alzó su bastón y le golpeó primero en la quijada, luego en la boca del estómago y una vez que cayó al suelo, en la espalda. Era increíble: el vejestorio tenía una fuerza casi sobrehumana, incluso para su edad. Algo dijo que a Pablo le pareció incomprensible: “En una ocasión Holmes de derrotó usando artes marciales. No volverá a pasar. Sé baritsu, jogo du pau, y domino el bo. ¿Quieres intentar algo, hijo? Mejor tratemos de llevarnos lo mejor posible”.

-Vamos a tomarnos un café y platicaremos –dijo, no en tono de invitación, sino de estricta orden. El anciano le ofreció la mano para ponerse de pie. Su cortesía era digna de un caballero británico, de un profesor universitario y de un intelectual… todo eso y mucho más.

Una vez en el café, Pablo pidió un capuchino y el anciano un expreso doble. No paraba de hablar. A lo largo de los cuatro años venideros, el narcotraficante descubriría que su nuevo jefe era muy dado a las peroratas, los soliloquios y los monólogos.

Resulta que se llamaba James Moriarty. Había nacido en Inglaterra en el siglo XIX, con una inteligencia privilegiada. Dedicó gran parte de su juventud y vida adulta al crimen, convirtiéndose en el mayor delincuente de todo Londres. Todo, absolutamente todo en aquella ciudad en cuanto al bajo mundo se refería, se movía gracias a él. No había un solo robo de cartera, un solo fraude, un solo secuestro o un solo asesinato del que no estuviera al tanto. Para que nadie sospechara de él, se convirtió en profesor universitario de matemáticas. Era un genio que destacó, entre otras cosas, por publicar “La dinámica de un asteroide”, tan perfecto que es irrefutable hasta el día de hoy. Desde los veintiún años publicó un tratado de binomios, que le ganó respeto entre los círculos de investigadores. Su imperio del crimen marchaba a la perfección… hasta que se topó con Sherlock Holmes. Se trataba de alguien igual de inteligente que Moriarty, solo que él se dedicaba a combatir el delito en lugar de a controlarlo. Después de que Moriarty buscó diferentes formas de matarlo, su disputa concluyó cuando pelearon en lo alto de las cataratas de Reichenbach. Holmes derrotó a Moriarty, arrojándolo al precipicio. Se creyó que ambos habían muerto, pero mientras Holmes regresó después de su gran hiato, Moriarty se retiró de Londres. Recorrió buena parte del mundo durante todo el siglo XX y parte del XXI hasta llegar a México, que se había convertido en el paraíso de los criminales, tanto los de la realidad como de la ficción.

-Oiga mi profe… ¿y cómo le ha hecho para vivir durante tanto tiempo?

-Porque no soy un ser humano normal. Creo haberte dicho que soy un personaje. Los personajes vivimos más tiempo. Existimos entre las personas comunes y corrientes. Algunos son peligrosos, otros no. En Los Ángeles, si eres observador, al entrar a un bar en Crenshaw encontrarás a Hank Chinaski emborrachándose con Arturo Bandini. En Paris, Edmundo Dantes vive con su familia. En el mar Jim Hawkins navega con Sandokan en busca de Cthulhu. ¿Has leído a Carlos Fuentes? ¡Que descuido el mío! ¡Por supuesto que un analfabeta funcional como tú jamás ha leído a Fuentes! En uno de sus libros de cuentos, titulado “Inquieta Compañía” fuentes tiene la historia “Vlad” que habla más o menos de la situación que estamos viviendo en este momento. Resulta que Drácula opta por venir a vivir a México, pues es un lugar perfecto para beber sangre inocente. Permíteme citar al autor: “¡México, una ciudad de veinte millones de nuevas víctimas, como las llamaría usted! ¡Una ciudad sin seguridad policiaca! ¡Viera usted los trabajos que pasé con Scotland Yard en Londres!” Entiendo perfectamente al Conde. De hecho, espero visitarlo en estos días.

>>Pablo… tenía a mi segundo al mando. Sebastian Moran. Pero me falló cuando no logró asesinar a Holmes en “La Aventura de la Casa Deshabitada”, así que… bueno, digamos que Moran sufrió un desafortunado accidente que yo tuve la fortuna de perpetrar. Ahora quiero que tú seas mi lacayo. Eres perfecto: joven, conoces el país, y ya tienes un nombre en el mundo del crimen organizado. Tenemos el país para nosotros. No me ha costado adaptarme al siglo XXI. También podemos hackear computadoras (solo es matemáticas, simple y llanamente) y dedicarnos a la trata de personas. Te sorprenderá lo que un pervertido es capaz de pagar con tal de tener en su cama el cuerpo de un menor de edad. México es un país donde reina la impunidad. Sus policías no tienen un solo acierto, sus militares son unas personas tan repugnantes, que abusan sexualmente de ancianas, como el caso de Ernestina Ascensión Rosario, que pese a servir de diversión a las tropas, el presidente declaró que murió de gastritis. ¡Violar ancianas! Vaya, ni siquiera Mr. Hyde hace eso. Memoricé el caso de los periódicos en mis ratos de ocio: “Originaria de Tetlatzinga, municipio de Soledad Atzompa, Veracruz, Ernestina falleció el 26 de febrero a causa de lesiones en la que estarían implicados militares. En el certificado de defunción folio 070276634 se indica que el tipo de muerte fue ''mecánica-traumática''. Estuvo en terapia intensiva al menos siete horas y media, luego de haber sido violada por presuntos efectivos del 63 batallón de Infantería… ¡Este país es el Edén de los delincuentes. Podemos manipular al presidente, podemos controlar a los empresarios. Todo es para nosotros!

Pablo no entendía quien era un “cherlojolms”, “jaid” o “dántes”, pero sí entendió que debía servir a aquel anciano. Algo en su experiencia empírica como capo del narcotráfico le decía que le convenía, y así fue: en un mes, Moriarty controlaba todo el crimen de la parte norte del país, y en un año, tenía bajo su control hasta el más simple asalto de todo el país. Al año siguiente, se convirtió en asesor del sector empresarial, bajo la identidad de Sir Adam Worth. Escribía una columna semanal en los periódicos de mayor circulación, sobre el problema del crimen organizado y la importancia de emprender una guerra en su contra. Al año siguiente, apareció en las revistas de alta sociedad tanto nacionales como internacionales, estrechando la mano del presidente de la República en una cena de gala.

La vida era muy buena cuando eras un genio del crimen.

* * *
Acompañado de cinco hombres armados, Pablo esperaba en la carretera el cargamento de cocaína que Moriarty le había indicado. Ya era la una de la madrugada, y el contacto prometió llegar desde las diez de la noche… al profesor no le va a gustar nada el retraso, comentó Pablo a uno de los cinco sicarios a su servicio, que era alto, delgado, de tez morena, con un poblado bigote y usaba sombrero.

Casi al instante, el interlocutor agregó: “hablando del Rey de Roma y mira quien se asoma”, pues James Moriarty acababa de estacionarse frente a ellos conduciendo el Hummer.

El rostro del profesor estaba surcado por una enorme sonrisa. Extendiendo las manos, como si fuera a abrazar a su asistente personal, exclamó:

-¡Acaban de detener el cargamento! ¿No es maravilloso? Demasiada casualidad que este gobierno de porquería y esta policía de cretinos haya confiscado el cargamento.

“En la madre, bato. El profe ya se volvió loco” –pensó Pablo.

-Tiene razón, Napoleón del Crimen –dijo el sicario, quien se quitó el sombrero y con la mano derecha se limpiaba el rostro. No era el color de su piel: era maquillaje. El bigote también era falso y se lo arrancó.

Pablo estaba anonadado, pero aparentemente, Moriarty había predicho toda la escena.

-Siempre fue un maestro del disfraz, Holmes. (Y déjeme decirle que Robert Downey Jr. no se parece en nada a usted) Aún recuerdo cuando escapó de mi vistiéndose como sacerdote italiano, y ahora, de sicario mexicano. Salvo la nacionalidad, la vocación no ha cambiado nada.

-No vengo a escapar de usted, profesor. Vengo a detenerlo.

-¿Ayudar a la justicia mexicana? Vaya que les hace falta.

-No me infravalore, profesor. Este país no me importa. Me importa el reto intelectual de arrestarlo.

-Desde que nos encontramos por primera vez le advertí que jamás me llevaría al banquillo, Holmes. Hace ya un siglo se lo dije, y se lo repito: no me vencerá jamás.

Sherlock Holmes respondió con una mirada altiva. Sin más, le dio la espalda y caminó rumbo a la carretera, mientras sacaba un teléfono móvil y tras marcar, ordenaba: “Watson, puede pasar a recogerme, tenemos mucho trabajo que hacer”.

-Pablo, muévete. Tenemos mucho trabajo que hacer.

-¿Quién era ese hombre?

-Nadie en especial, solo un viejo amigo.

He is the Napoleon of crime, Watson. He is the organizer of half that is evil and of nearly all that is undetected in this great city. He is a genius, a philosopher, an abstract thinker.
- Sir Arthur Conan Doyle. “The Adventure of the Final Problem”

martes, 11 de agosto de 2009

PRESENTAN OBRA DE TEATRO SOBRE BRAM STOKER

En el último día de la Feria Nacional del Libro León 2008, se presentó el texto dramático “El hombre que fue Drácula” de Roberto Coria; que se centra en la vida del autor de dicha novela, Bram Stoker.
Durante la presentación, encabezada por Vicente Quirarte, se presentarón fragmentos de la obra, cuyo autor es un especialista en el tema del vampiro transilvano y el género de la Literatura Fantástica en general.
“Desde que recuerdo, Drácula siempre me ha fascinado. Es uno de los personajes más constantes de mi vida a nivel ficción”, expresa.
Desde hace diez años, Coria empezó a impartir cursos y talleres de literatura fantástica y Stoker se convirtió en motivo de su interés. Coria se preguntó: “¿Qué le pasó a este hombre para haber escrito una obra tan trascendente?”
“Dracula es la creación literaria más reconocida, y hoy en día es el personaje predilecto para representar a la maldad”, explica.
Coria considera que le Literatura fantástica y de terror es un excelente vehículo para acercar a los jóvenes a la lectura: “¿Cuántos chavos leen por cuenta propia Cien Años de Soledad y cuantos leen Drácula? De alguna manera el personaje monstruoso es un espejo que los representa a ellos. Todos los jóvenes se sienten diferentes y ajenos, esa es la identificación que pueden sentir con el hombre lobo, con el vampiro, con la momia. Pueden acercarse de una manera clara y aprender acerca de ellos”
A pesar del valor de la Literatura Fantástica y de terror, no faltan aquellos que la desdeñen. “La imaginación, la fantasía y el terror han sido considerados por muchos estudiosos como géneros menores”. La propuesta que Coria ha realizado con Ruiz Aviñon es demostrar que también esos géneros pueden ser respetables.
“Son propuestas diferentes” explica Coria. “Tiene que ver acerca de la tolerancia y el respeto hacia otras maneras de expresión que a veces no son bien vistas por muchos. En lugares donde la ideología del cristianismo impera siempre piensan que vampiros, monstruos y eso son del demonio y están mal. Yo tengo una alumna en la Ciudad de México que incluso su mamá le echa agua bendita a sus libros… a ese grado llega el asunto”.
“Las nuevas generaciones han dejado a un lado el género porque considerarlo menor, y muchos autores contemporaneos optan por escribir acerca de otros temas. “Yo pienso que representa un terreno fértil para la imaginación. Si muchos autores tuvieran la certeza de que esto puede ser respetable lo abordarían”
“Creo que la represión y los gobiernos de derecha recalcitrantes inspirarán a los jóvenes creadores, tanto escritores, pintores y directores de teatro a crear propuestas que signifiquen una especie de ruptura contra esta manera de pensar que nos quieren imponer”

LA OBRA
El hombre que fue Drácula es la versión material de una obra representada a finales del 2007 y principios del 2008 en el teatro Juan Ruiz de Alarcón en la UNAM. “Es una historia conjetural sobre todos los acontecimientos que llevaron a Bram Stoker a escribir Dracula”. Stoker concibió Drácula tras bastidores, en el teatro más majestuoso de la Inglaterra Victoriana. “Al ser Stoker un apasionado del teatro, secretario particular y gerente del más talentoso actor de su época que fue Henry Irving, era irresistible materializarla como obra de teatro” explica Coria.
“La fantasía y el horror pueden transmitirnos metáforas que pueden hablarnos de la condición humana que todos tenemos, una parte buena y otra mala. Se nos ha dicho que reprimamos la mala, pero si sabemos balancearlas, podemos ser mejores individuos”, explicó el autor.
Coria expresó sentirse muy contento en la FENAL 2008, pues para él es un gran estímulo que la gente busque leer.

EL HOMBRE QUE ES ROBERTO CORIA
Paulo Roberto Coria Monter es licenciado en Diseño Gráfico por la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde 1998 imparte cursos y conferencias sobre literatura y cine de horror y fantasía en sedes. Actualmente es director general del colectivo Cadáver Exquisito, Sociedad de Estudios de Horror y Fantasía.

domingo, 9 de agosto de 2009

BEBER MOJITOS

Cuento publicado originalmente en la revista literaria "Ochocientos".

2006

“Caray” se dijo Raúl mientras escuchaba a Pérez Prado en aquel bar de La Habana. “Que fuertes están estos mojitos”.

No era un pensamiento muy profundo para tratarse de un pintor de su talla, ejemplo vivo del expresionismo abstracto. Pero si lo era para un borracho adicto a los mojitos, la bebida tradicional cubana que consistía en azúcar, hojas de menta o hierbabuena, ron, limón y agua mineral; y que celebridades como Pablo Neruda o Briggite Bardot también bebían

Como siempre le pasaba, la atractiva mujer llegó a sentarse al lado de él. Era mulata, vestía con una túnica blanca y su cabello despeinado le cubría el lado izquierdo de la cara.

--Raulito, que mal. Ya andas ebrio otra vez.

--No ando ebrio --respondió, con el típico diálogo de los borrachos--. Tener encima ocho mojitos no es andar ebrio, es andar subidito o happy, nomás.

--A ver, a ver, mi papirriqui, a lo que vine. A inspirarte.

Esa era justamente la labor de la mujer: era su musa. La musa inspiradora de los artistas. El único motivo por el cual Raúl se quedó a vivir en La Habana era porque allí su musa era más accesible. Por lo general la musa de cualquier artista tiende a ser déspota. A inspirar cuando a ella se le dé la gana. Es como una profesora que no te quiere aprobar cuando te falta una décima para obtener un 6.5 o una burócrata que trabaja sólo en horas hábiles. No le interesa si eres Miguel Ángel o Shakespeare... incluso Juan Rulfo.

--Ya era hora --. Arrastrando las palabras, agregó:--¡Perra!

--No me hables en ese tonito o me largo y no me vuelves a ver --respondió, indiferente.

Cuando Raúl se tranquilizó, la musa pidió otro mojito al mesero. Cuando el coctel llegó, la musa introdujo el dedo índice en el líquido, que se volvió de un color azul fosforescente.

--Tómatelo.

--¿Otro? ¡No, que va, ya ando bien pedo!

La musa esbozó una sonrisa. Tras un instante Raúl se tomó el mojito (sin costarle trabajo, pues el grado etílico en su cuerpo era extremo). Después de unos segundos, sonrió estúpidamente:

--Vaya, tengo como cien ideas diferentes para pintar. Oye, muchas gracias. ¿Sabes que? A veces pienso que te burlas de mi. Sólo te veo cuando ando borracho. Sobrio ni siquiera te paras aquí. Sospecho que quieres que crea que no existes.

--Si, lo mismo decía otro artista muy famoso que era norteamericano, pero vivió aquí en Cuba. Ernest Hemingway. Con él yo si era buena gente, incluso lo inspiré a que le dieran el Nobel de Literatura.

--Ah si, el Ernest.

--En fin, en fin. Ya me voy. Ojalá que pintes muchos cuadros... y de hecho lo harás.

Raúl quiso detener a la musa, pero cuando menos lo pensó ya se había ido. Salió del bar tambaleándose. Llegó a su departamento en el centro de La Habana capáz de pintar cada centímetro cúbico del universo.

1956

La Revolución Cubana ardía, y el gran escritor estadounidense, Ernest Hemingway, Premio Nobel de Literatura en 1954, miraba a la playa como sólo puede hacerlo un artista: con ansias de querer saberlo todo y abarcarlo todo. Había bebido demasiado. Era un alcohólico... pero también tenía el máximo galardón que se le podía otorgar a un autor, así que no había de que preocuparse. Ernest había vivido plenamente: corresponsal durante la Guerra Civil Española, cazador en África, aficionado a las corridas de toros y voluntario de la Cruz Roja en la Primera Guerra Mundial. Un escritor y un genio y un aventurero y un reportero y un ser humano como pocos. Autor de obras espléndidas como Por quien doblan las campanas, Tener y no tener y El viejo y el mar.

La musa estaba mirando el mar. Justo a su lado.

--Tenía mucho tiempo sin verte Ernest. Felicidades por el Premio Nobel.
Hemingway no dijo una sola palabra. En parte ese era el estilo de su narrativa. Sugerir, no afirmar.

Brisa. hizo que la barba de Hemingway se agitara, al igual que el vestido de la musa.

Ella le entregó al escritor un vaso. Se trataba de un mojito, esa bebida que tanto le gustaba y amaba tanto como a Cuba y a la Literatura.

Hemingway bebió el contenido cuando la musa desapareció.

Se sintió inspirado.

LA VIDA EN TIRAS CÓMICAS

Cuento publicado en la revista electrónica "Presencia" de la Universidad de Guasnajuato, y ganador de un reconocimiento.

PRIMERA VIÑETA
Si no te apuras a cambiar al mundo,
el mundo será quien te cambie a ti.

-Quino en la voz de Mafalda

Zacarías era un hombre joven de treinta y cuatro años, pero ofrecía un aspecto demoledor: calvo, con el rostro semejante al de un prisionero de guerra, caminar triste, ganas de recostarse en las vías del tren y acabar con todo de una buena vez. Era indudable que el cáncer estaba devorándolo por completo.

Era sábado y acababa de salir del tratamiento contra el cáncer, compuesto por cirugía, radioterapia y consumo de medicamentos con una exageración inspiradora de miedo. Si alguien le preguntaba que era lo que más odiaba en el mundo, y al mismo tiempo más amaba, su respuesta hubiese sido, sin dudarlo un segundo: ”La radiación. ¿Por?”

A pesar de que su vida se extinguía con velocidad de jet, no desperdiciaba la oportunidad de bromear. Tal vez era por eso que el único trabajo para el que era realmente bueno era el único que seguía haciendo desde su niñez: dibujar tiras cómicas. Desde hacía diez años los diarios locales publicaban, cada domingo, en tres viñetas bien distribuidas, episodios de Las Aventuras de Ulises. Trataba sobre el punto de vista de un niño de diez años que vivía en un pequeño pueblo que pudiera ubicarse en cualquier parte del planeta. Ulises tendía a soñar despierto, a criticar ácidamente a los adultos y a leer en cualquier momento que tuviera disponible. Zacarías no negaba que su personaje le debía mucho a Mafalda, de Quino, Charlie Brown de Charles Schulz y Calvin & Hobbes de Bill Watterson. Todos ellos eran niños que soportaban el peso del mundo adulto con el poder de su imaginación, lo que convertía a su creador en una clara proyección: un adulto con mente de niño que mediante sus dibujos intentaba soportar la inminente muerte provocada por el cáncer.

Llegó a las oficinas del periódico. Saludó a la recepcionista, saludó a los fotógrafos, saludó a los reporteros de espectáculos, de sociales, de internacionales, de política, de nota roja y así hasta llegar a las oficinas del suplemento dominical, donde estaba Samuel Del Valle, su editor. Antes de saludarlo, la pregunta de rigor fue que tal estuvo la quimioterapia. Y la respuesta de rigor fue que fatal, que cada vez se sentía más débil y con menos ganas de seguir adelante, y que gracias a que domingo tras domingo publicaba Las Aventuras de Ulises, continuaba con el tratamiento y no se suicidaba.

--Eso es cierto, la gente sólo compra el periódico los domingos para saber que pasa con Ulises y sus amigos, si dejaras de publicarlo decepcionarías a millones de personas... literalmente.

--Mira, no espero dejar de publicar Las Aventuras de Ulises hasta que el cáncer me lleve a la tumba, eso tenlo por seguro. Siento que ese niño es como mi hijo.

Y así era. Desde que le diagnosticaron la enfermedad, Zacarías no encontraba mujer con facilidad, esencialmente porque las emprendedoras mujeres del siglo XXI no desean tener por pareja a un hombre calvo y acabado, y que para colmo de males fuera a morirse y a dejarlas con la hipoteca de la casa y la deuda de un televisor de pantalla plana. Al no poder tener un hijo, Ulises y el pueblo donde vivía, con el lago a las afueras, la calle principal, el centro con su kiosco y su minisupermercado, su escuela, su biblioteca y su palacio municipal, eran todo para él. Sus habitantes coloreaban el poco tiempo que le quedase de vida... y de alguna manera muy estúpida, al menos desde el punto de vista de Zacarías, no quería morir no tanto por el hecho de dejar el mundo, sino porque Las Aventuras de Ulises se irían a la tumba con él. Su temor consistía en que las tres viñetas que publicaba quedarían convertidas en pequeños libros de forma rectangular, y Ulises quedaría relegado al lugar más mediocre en las librerías, al lado de verdaderos titanes como Garfield o Daniel el travieso. Samuel sabía de ese miedo, y cada sábado en la tarde, cuando puntualmente el caricaturista llegaba a entregar su trabajo, le repetía lo mismo:

--Ulises no va a morir, entiéndelo. Bob Montana murió, pero Archi no dejará de salir con Betty y Verónica. Y lo mismo podemos decir de los grandes personajes de la literatura, de Don Quijote, de Hamlet, de Sherlock Holmes.

Y La respuesta siempre era la misma: tras dejar el folder con la aventura correspondiente, Zacarías refunfuñaba un “no entiendes por lo que estoy pasando” y salía de las oficinas del diario azotando puerta tras puerta y mentándole la madre hasta a las fotografías de las víctimas de la nota roja.

Tomó un taxi rumbo a su casa, porque el agotamiento de la reciente terapia le impedía dar otro paso. Cuando por fin llegó, quedó recostado en el sillón de su sala, una amplia habitación decorada con las imágenes de la caricatura de un niño de complexión muy delgada, cabello castaño exageradamente alborotado, y ojos enormes, de un verde semejante al de una rana. En casi todas las imágenes el niño estaba parado sobre una columna de libros. Esa era un creación, su orgullo, su Ulises. Pensando en lo buena que era la publicada con él y el copyright (gracias a ella podía pagar el carísimo tratamiento) cayó dormido.

SEGUNDA VIÑETA

Con un sonoro ¡SPLASH!, Ulises cayó al lago ubicado a las afueras del pueblo. Era un caluroso fin de semana ve verano. Cada vez que recordaba que el Lunes tocaba volver a clase sentía deseos de escapar al bosque e ir a vivir como ermitaño... de hecho, en una ocasión lo intentó, pero cuando lo encontraron, cinco semanas después, le fue muy mal. Siempre le iba mal con los adultos, porque solo sabía hacer tres cosas a la perfección: meterse en líos, aprobar la materia de literatura, y criticar a los adultos. Con la idea de escribir una lista que describiera todos los errores del presidente municipal, salió del agua. Las gotas escurriendo de su cuerpo hacían ¡PLOP! ¡PLOP! ¡PLOP!. Se recostó en el pasto, al lado de donde dejó su mochila y su ropa doblada. Sacó un libro que llevaba tiempo leyendo, la historia era muy buena, trataba sobre un señor llamado Edmundo Dantès, quien es acusado injustamente y lo mandan a la cárcel. Después se escapa y cobra venganza, bajo la identidad de El Conde de Montecristo. A Ulises le gustaba comparar con personajes de la literatura a los habitantes del pueblo, y lo que en apariencia eran inocentes símiles, llegaban a irritar considerablemente a las personas. Por ejemplo, hubo una ocasión en que dijo, en plena homilía, que el cura del pueblo se parecía al Abad Frollo. El sacerdote, cuya cultura se limitaba a los artículos de L’e Obsservatore Romano, no entendió la comparación, pero tiempo después vio la película de Disney El Jorobado de Notre Dame, y no volvió a ver a Ulises como un fiel, sino como al vástago de Lucifer. Desde esa ocasión, el cura se ponía rojo y musitaba “GRRRRRR” cada que lo veía. Incluso el también se comparaba con personajes literarios, considerándose una mezcla de entre Winston Smith y Tom Sawyer. Smith es el protagonista de 1984, una novela sobre un señor que el solo se opone a un cruel sistema totalitario, y Tom Sawyer es la novela para niños por excelencia.

Dejó el libro y se vistió, justo en la parte en que Dantès salta de la torre de la prisión y cae al mar, lo más emocionante del libro según Ulises y millones de lectores.

Caminó por la vereda que llevaba al pueblo. Los árboles rodeaban el camino, el sol de la tarde le golpeaba el cuerpo. Todo parecía tan idílico, tan maravilloso, que en más de una ocasión la gente del pueblo se preguntaba si ese estilo de vida era real y no una tira cómica. Aunque a Ulises eso no le importaba, el sólo necesitaba los libros, sus amigos y un poco de tiempo los fines de semana, lejos de la escuela. Mientras caminaba, distinguió la vereda que conducía a la gruta donde en una ocasión le sugirió a sus amigos Hidalgo y Julieta que se adentrasen para explorarla, como había hecho Axel Lindenbroock y su tío en Viaje al centro de la Tierra. La conclusión de esa aventura fue que todo el equipo de rescate del pueblo fuese en su ayuda. Por culpa de Ulises terminaron tres meses castigados, aunque para ellos fue un periodo muy breve, tan breve como el dibujo de una tira cómica dominical en los periódicos.

Cuando llegó al pueblo ya había atardecido. Miró el templo, con el cura mirándolo a los ojos con odio reflejado, al igual que el presidente municipal, quien desperdiciaba su tiempo seduciendo muchachas y no haciendo lo que le tocaba. A su derecha estaba la escuela y una calle mas adelante, el minisupermercado que por alguna razón vendía marcas propias de productos y no famosas, como si en alguna parte del mundo existiera un señor que no quisiera pagar por publicidad. Ulises notó que la biblioteca estaba cerrada, y el motivo era por que el señor Preciado, el bibliotecario, estaba sentado en una banca frente al kiosko, dándole de comer a una pandilla de ruidosas palomas que hacían “CRRTTT”, “CARRTT”. Ulises se acercó y se sentó a su lado, y como siempre, el anciano hombre se alegró de verlo. La típica conversación para romper el hielo (Hola Ulises. Hola señor, ¿Como te va? Bien, gracias, vengo de nadar en el lago. Acuérdate que es peligroso. Okay, no se preocupe, me se cuidar. Eso no me consta, todos te hemos rescatado en más de una ocasión, te encanta meterte en líos) llevó a un tema más profundo.

--¿Sabe algo, Señor Preciado? Me pregunto que pasará cuando todo esto se acabe. Cuando Dios se muera y todo el pueblo, todos nosotros, dejemos de existir.

--No te preocupes, Dios es eterno.

--No, yo no hablo del Dios que idolatra el cura del pueblo, ese que solo usa como excusa para pedir limosna y luego nadar entre monedas como un Rico Mac Pato y Ricky Ricón. Yo hablo del Señor Zacarías.

--En el pueblo no existe nadie con ese nombre.

--Eso es porque no existe, pero él es quien nos da vida a todos. ¿O no le parece extraño que este lugar sea tan perfecto? ¿No le parece extraño que todos tengamos nombres de personajes de la Literatura Universal: usted se apellida como el de Pedro Páramo, de Juan Rulfo, mis amigos, Hidalgo y Julieta, como los de Cervantes y Shakespeare, y yo como el héroe de La Odisea, de Homero.
Somos producto de ese señor, y en estos momentos, en otro plano de realidad, él se la está pasando muy mal, tiene una enfermedad que aquí jamás hemos oído hablar siquiera, se llama cáncer, y te mata las células del cuerpo.

--¡Ay, Ulises! --exclamó el señor Preciado, y soltó una carcajada de tolerancia--. Creo que has leído demasiada ciencia ficción. El médico del pueblo, el doctor Canterville, nunca ha atendido un caso así. Creo que después de leer a H.G. Wells y a Isaac Asimov te estás dejando influenciar... ahora me hablas de “planos de realidad” --obsequió una sonrisa al niño y le alborotó su castaño y de por si alborotado cabello--. Creo que es mejor que te vayas a tu casa porque ya va a anochecer.

--Bueno, mejor esto se lo dejo a los adultos, ustedes son muy hábiles para resolver problemas que los niños no podemos.

--Así es.

--Como por ejemplo las guerras, el hambre, la pobreza, el sufrimiento y en pocas palabras esa cosa tan aburrida que solo habla de como distribuir correctamente el domingo para la semana que nos dan los bancos internacionales... es la cosa más imbécil y aburrida del mundo y se llama “Economía”.

Úlises se despidió cortésmente, dejando al anciano bibliotecario con cara de idiota. Aquella era una victoria digna de Calvin, de Mafalda y del dueño de Snoopy. Lo miró con sus enormes ojos verdes, no exentos de una falsa inocencia disfrazada de picardía. Pensando en ello se alejó hasta su casa. Como siempre, el propietario del minisupermercado lo miraba con odio desde la vez en que rompió un cristal de su tienda con un balón. Aquella vez, el cristal hizo “¡CRASH!”, y los padres de Ulises tuvieron que pagar los gastos... lo cual repercutió considerablemente en el domingo del niño. Aquello lo explicaba magistralmente la Economía.

Llegó el anochecer, y con este Ulises a su casa, y con todo aquello junto, el final de esa aventura.

TERCERA VIÑETA

Zacarías despertó con un fuerte dolor de cabeza. Sentía los efectos de la quimioterapia noqueándole el cuerpo: dolor de cabeza, debilidad, mareos, ardor. Sin dudarlo fue al baño a vomitar y permaneció adherido a la taza durante largo rato. Se incorporó para mirarse al espejo: lo que en otro momento era un atractivo hombre de cabello rubio y rostro bronceado, era ahora un patético zombie sin un mechón de cabello. Abrió el gabinete tras el espejo y miró el frasco con pastillas para dormir. Si se las tomaba todas con el vodka y el coñac que guardaba en el minibar todo terminaría, más de una vez se había preguntado que caso tenía el tratamiento si de todos modos iba a morir.
Después dudó y desvió la mirada. Por fin hizo lo que tenía que hacer: salió del baño para dirigirse a su estudio donde estaba su mesa de dibujo. Se sentó frente a ella y empezó a dibujar lo que pasaría la siguiente semana. “LAS AVENTURAS DE ULISES” decía la primer viñeta, y la última, en la esquina inferior derecha, una palabra que marcaba tanto el ocaso como la prolongación de la existencia humana: “CONTINUARÁ”.

Ayer fui un perro. Hoy soy un perro. Mañana
probablemente seguiré siendo un perro.
¡Sigh! No tengo muchas esperanzas de superación.
-Charles Schulz en la voz de Snoopy

sábado, 8 de agosto de 2009

LA DIVERSIDAD SEXUAL CONQUISTÓ LAS CALLES DE LEÓN

“¿No que León era heterosexual?”, pregunta Roberto Guzmán Rodríguez, de 51 años. Originario del D.F. Vive en Cancún y se encuentra en León durante la “marcha de la diversidad”.

“El León no es como lo pintan” prosigue. “¡Ahora sí sacó las uñas!”.

Son las 7 de la noche en bulevar Vasco de Quiroga. Ante la mirada atónita de los transeúntes, la diversidad está a punto de marchar. Hombres tomando a otros hombres de la mano. Drag queens con coloridos vestidos. Travestis guiñando el ojo coquetamente. Transgéneros en un carro alegórico saludando y enviando besos.

Más de mil personas se congregaron en la marcha, de acuerdo con Fidel Negrete, miembro del comité organizador. Una marcha que en sus palabras, habla de la necesidad de la gente de León por ser escuchados.

La marcha empieza al ritmo de “Y todos me miran” de Gloria Trevi. Y se soltaron el cabello. Y se pusieron tacones. Y la diversidad empezó. La bandera del “orgullo gay” con los colores del arco iris, es omnipresente; la ondean, la extienden, la agitan y los globos con los 7 colores rebotan entre el público.
Hombres con antifaces. Mujeres abrazando a mujeres. Hombres en trusa bailando al ritmo de “I will survive”. Uno que otro heterosexual (llamado “buga” en el ambiente gay) que camina por el Poliforum se une a la marcha. Fidel Negrete Vázquez, del grupo “Leon Gay”, va disfrazado de monja regalando preservativos en una canasta. En su grupo se dedican a la prevención. También está el “condonmóvil” haciendo su trabajo de prevención y participando en el desfile.

La marcha va avanzando rumbo a la Calzada. Al ritmo de “¿A quién le importa lo que yo haga?, ¿a quién le importa lo que yo diga?” las Leonas, grupo de transgéneros de León, desfilan en su carro alegórico. En el carro alegórico que precede, los jóvenes gays gritan y sonríen ante las cámaras. “¡Somos de Jalisco, donde se dan los hombres... unos con otros!”, gritan.

En la Calzada la gente “buga” se une a la marcha. Elodia Fonseca es una de ellas. Su hijo es estilista de 29 años y es homosexual. “¡Qué bueno que hacen esta marcha. Ya que los respeten!”, grita indignada.

EL QUE NO BRINQUE ES...
En el Arco de la Calzada, empiezan a gritar: “¡Derechos, iguales, a los homosexuales!”. Todos gritan: “¡El que no brinque es “buga!”.

Preservativos inflados vuelan por doquier a lo largo y ancho de la Madero, mientras que la gente se asoma por los balcones, por las ventanas.

“¡Banqueteras!”, les gritan. También exclaman: “Sus padres se preguntan sus hijos dónde están. Se fueron a la marcha, de ‘orgullo homosexual’”. Otra de las rimas que gritan por la Madero es: “¡P... gobierno, cuéntanos bien, no somos uno ni somos cien!”.

Tomados de la mano bailan, sonríen, se abrazan, se besan. Aplauden. Brincan y no paran de dejarse llevar por el “Orgullo Lésbico, Gay, Bisexual y Transgénero”. L-G-B-T. Cuatro Letras que dicen toda una marcha, todo un grupo. Todo un movimiento.

Daniel Serrano se topa con un hombre que le muestra un crucifijo, como si de un vampiro se tratara. Pero Daniel no le responde con una agresión, sino contestando: “Dios también me quiere”. El hombre del crucifijo queda consternado.

En la Zona Peatonal la gente mira a la diversidad sexual de Guanajuato. Algunos asombrados, otros divertidos. Otros responden con un saludo o mandando un beso. Gritos, algarabía, libertad... sobre todo: tolerancia.

Finalmente, son las 8 y media cuando la marcha se detiene en Presidencia. Los gritos agudos y los aplausos se silencian. Todos, a coro, exclaman: “¡Sí se pudo, sí se pudo..!”. Hay silencio y nuevamente gritan ante el balcón de Presidencia: “¡Gobierno, escucha, únete a la lucha”, seguido de “¡Vicente, escucha, únete a la lucha!”. No hay respuesta, por lo que los gritos siguen. Ahora claman: “¡¿Dónde está Vicente para ver a esta gente?!”.

Sin embargo allí están. Todos los miran. ¿A quién le importa? Ellos sobrevivirán. Todos en León salieron a verlos.

Crónica publicada originalmente en el periódico "El Heraldo de León"

viernes, 7 de agosto de 2009

FRONTLINE: CÓMICS Y PERIODISMO


¿Qué es la verdad? No nos vamos a poner filosóficos, no tiene caso, pues para eso están los filósofos… lo que si es un hecho es que para desenterrar la verdad están los periodistas. Tanto en el mundo de los comics como en la realidad, existen periodistas cuyo objetivo es investigar y desenterrar la verdad escondida por montones de porquería de políticos y empresarios… ¡y supervillanos!

LA REALIDAD Y LA FICCIÓN
En muestro mundo, basta con mencionar tres nombres: Carl Woodward, Bob Bernstein y Manuel Buendía para que cualquiera que conozca la historia del periodismo sepa su importancia. Los dos primeros “destaparon” el mayor escándalo político en la historia de Estados Unidos: “Watergate”. El segundo, autor de la columna “Red Privada” fue uno de los mejores periodistas de nuestro país… Buendía fue asesinado el 30 de mayo de 1984.

Los comics actuales, un reflejo de la realidad, y con un enfoque más adulto, nos han dado grandes periodistas de investigación: Ben Urich y Sally Floyd, quienes a lo largo de distintas sagas, miniseries, títulos y crossovers, han logrado destapar lo que ocultan los poderosos, con entrevistas, técnicas y réplicas que parecen auténticos reporteros de carne y hueso.

FRONT LINE
¿Cuál es la perspectiva de la prensa en un conflicto bélico? ¿Hay bandos? ¿Algunos periodistas se inclinan hacia un lado, y otros al contrario? Esas preguntas nos plantea “Civil War: Front Line” recientemente publicada en nuestro país en un solo tomo.

Ya todos conocemos el conflicto de “Civil War”, en el que el Universo Marvel se divide en dos bandos: uno que aprueba un registro superhumano del Gobierno, encabezado por Iron Man, y otro que se opone y pasa a la clandestinidad, dirigido por el Capitan America. La historia de la Guerra Civil va más allá, pues como toda guerra está llena de intereses, conveniencias y manejos ocultos. Esta guerra en viñetas no es la excepción.

EL SEÑOR URICH
Ben Urich, el periodista de Investigación por antonomasia de Marvel Comics, tiene un amplio currículum: descubrir la identidad de Daredevil y desenmascarar los malos manejos de supervillanos como El Duende Verde y Kingpin. Peter Parker y Matt Murdock son dos de las fuentes confiables de Urich, por lo que logrado desenmascarar a varios malvados de Marvel Comics… por supuesto, ha tenido sus consecuencias, como suele suceder en la labor periodística.

Con la publicación del libro-reportaje “Legacy Of Evil” Urich saca a relucir todos los trapitos al sol de Norman Osborn, por lo que se gana de enemigo a uno de los super villanos más peligrosos no sólo de Marvel sino de la Historia de los comics. Por su parte, por incomodar constantemente a Wilson Fisk, mejor conocido como el Kingpin del Crimen, Urich recibe una terrible represalia: le rompe las manos para que deje de teclear, que vemos en la saga “Born Again”.

LA SEÑORA FLOYD
Sally Floyd, por su parte, aparece en la miniserie “Generation M”. Se ha dedicado a investigar varios casos relacionados con el “Día M”, cuando varios mutantes perdieron sus poderes. Tuvo una breve relación con Warren Worringthon III y entrevistó a algunos de los mutantes que perdieron sus poderes, como Blob o Chamber. Debido al poder mutante de su hija, que la hizo desaparecer, Sally tiene serios problemas de alcoholismo.

LA GUERRA CIVIL
Periodismo de Izquierda. Periodismo de derecha. Dos polos que nadie que escucha la radio, observa un noticiero o lee los diarios puede negar que están latentes. En la “Civil War”, Ben Urich representa un polo y Sally otro. En la historia escrita por Paul Jenkins nos queda muy clara cada una de las posturas, pues Sally Floyd dice: “sería la libertad civil contra la comodidad civil, la intervención de lineas contra el terrorismo. Fox contra CNN”. Y define a Daily Bugle, periódico para el que trabaja Urich y Spiderman como “periodicucho de derecha para leer en el baño”.

En “Civil War: Front Line” ambas fuerzas políticas se confrontan, hasta que Sally y Ben cuestionan al Capitán América y sacan a relucir un plan de Iron Man para manipular la Bolsa de Valores, poniendo en riesgo las relaciones del mundo de la superficie con Atlantis. Cabe destacar la entrevista de Ben y Sally con Tony Stara-Iron Man es un diálogo inolvidable.

La vision del conflicto del superhéroes vista por los periodistas fue de lo mejor de la “Civil War” justirficando cada uno de los dos puntos de vista.

WORLD WAR HULK
Tras los eventos de “Civil War”, Sally y Ben renuncian a sus respectivos periódicos, y con un préstamo a negocios, fundan el website de noticias “frontlines.com”. A pesar de no ser “nada grande, nada lujoso” es un excelente ejemplo de cómo las páginas de intrenet van absorbiendo paulatinamente a los periódicos.

World War Hulk es el siguiente gran evento de Marvel.En esta saga, que modifica al universo Marvel como la Guerra Civil lo modificó, tenemos a un Hule verdaderamente furioso (si, todavía más que de costumbre), porque fue enviado al espacio no por villanos, sino por Mr. Fantastic, Iron Man, Dr. Strange y los Iluminati, quienes consideraban que decirle adios al hombrezote verde sería lo mejor… pero no, Hulk vuelve y está listo para destrozar humanos. En este marco se mueven los intrépidos periodistas Sally y Ben. La saga “World War Hulk: Front Line” nos permite contemplar la invasión de Hulk a la Tierra desde la perspectiva de la gente, desde la calle, y desde la prensa, que presencian todo el evento con sus propios ojos. El conflicto hace que Sally vuelva a beber, y para no contar la historia que espera publicarse en nuestro país, basta con decir que uno de los personajes con quien la tomarán será J.J. Jameson.

LA MERA VERDAD…
El periodismo de investigación en los comics ha tenido buenos momentos, tanto en Marvel como en DC. La genial Lois Lane, la insuperable Vicky Vale, que en la “Gotham Gazzette” dispara su cámara como Batman lanza su batarang… pero sean de una compañía o de otra, los periodistas en los comics buscan, al igual que sus héroes, la única verdad que hara temblar a los organismos más sucios del poder.
Publicado originalmente en la revista "Comic Zone".

BATMAN Y EL MITO FÁUSTICO

Muchos han sido los enemigos a los que Batman ha combatido: psicópatas, ladrones, incluso extraterrestres. Pero hay uno que destaca porque no es “malo” sino que es la Maldad misma, y porque sus poderes no son una inteligencia privilegiada ni recursos económicos casi ilimitados, sino la fuerza que le ha brindado el mismísimo Señor de las Tinieblas.

FAUSTO RECARGADO
El tema del pacto diabólico, tan usado en la literatura y el cine, es abordado como sólo Batman pudo hacerlo, y como sólo Grant Morrison pudo escribir y Klaus Jason dibujar en la serie de cinco números “Gothic: a romance” (Gótico: un romance), que apareció originalmente en los números cinco a diez de “Legends of the Dark Knight”, en el año de 1990 y en nuestro país en los números 153 a 157 de Editorial Vid, en 1994.

La historia comienza cuando Mr. Whisper (Sr. Susurros) reaparece en Gotham City para asesinar a los principales gángsters de la ciudad. Su estilo consiste en entregarles tarjetas con poemas escritos, después, acompañar el obsequio de una bomba o un apuñalamiento. Resulta que los gangsters saben que Mr. Whisper se está vengando de ellos, pues lo mataron hace veinte años... lo curioso es que el macabro asesino se conserva igual, no ha envejecido en lo más mínimo. Los miembros del crimen organizado llegan a la desagradable conclusión de usar su último recurso: llamar a Batman utilizando una batiseñal de cabeza. Cuando el protector de Gotham aparece, Ottavio, uno de los mafiosos, le dice que el asesino “no tiene sombra”.

Posteriormente, Bruce Wayne le cuenta a Alfred sus aterradores años de escuela, cuando estudió en un internado para varones, y su director, el Señor Winchester, estuvo involucrado en casos de asesinatos a menores, entre ellos Robert, un amigo del niño que al crecer se convertiría en Batman. Resulta que el amigo de Bruce decía que el director “es el diablo” porque “no tiene sombra”... esto hace que Batman se interese en el caso. Se enfrenta cara a cara a su antiguo director, y misteriosamente luce igual que hace veinte años. Extraño, ¿No?
Durante la historia aparecerá una monjita, que después sabremos de quien se trata...

Las investigaciones llevan a Batman de Gotham City a Austria, al monasterio hundido del lago Dess, donde el abad le cuenta al Caballero Oscuro la leyenda sobre un monje capuchino que le vendió su alma al diablo por una vida de trescientos años, el monje Manfred. Durante la Europa de la peste Manfred pactó con Lucifer para evitar la enfermedad, además de quemar viva a una pobre monja. Después, el monasterio fue inundado por la ira divina, y Manfred escapó... ha llegado a una conclusión aterradora: Mr. Whisper, el monje capuchino y su antiguo director son la misma persona.

Batman se encuentra con Manfred, “Wayne... mira en lo que te has convertido” le dice el satánico director, y le confiesa su plan: con la reapertura de la catedral de Gotham City, liberará la peste negra para matar a todos los habitantes de la ciudad y ofrecer sus almas a Lucifer, así liberará la suya, todo por medio de la arquitectura de la catedral.

¿Y los jefes de la mafia? “Matar a esos tontos fue un pasatiempo” dice Manfred.
Como es usual, Batman logra detener a Manfred y advertir el peligro que contiene la catedral. No es necesario que envíe al monje al Asilo Arkham, porque hay alguien más que se encargará de él. Se trata de un viejo amigo del monje/asesino/director, a quien hace trescientos años que no ve, y con quien hizo un pacto.

DE LA LITERATURA GÓTICA AL CÓMIC GÓTICO
“Gothic” está lleno de referencias literarias. El tema del hombre sabio que le vende su alma al diablo se identifica en “Fausto” de Goethe. Desde el título, es una clara alusión no solo a la ciudad en que vive Batman, sino a la Literatura Gótica, elementos que Grant Morrison aprovecha de manera estupenda, dejando muy en claro por que es uno de los mejores escritores de cómic que existen.

La Literatura Gótica transcurre en monasterios o castillos medievales, se extendió desde finales del siglo XVIII hasta finales del XIX. Son muy usuales los fantasmas, los monjes, y los elementos sobrenaturales. Notables novelas de este movimiento serían “Los Misterios de Udolpho”, de Ann Radcliffe, “Melmoth el Errabundo”, de Charles Robert Maturin, y “El Monje” de Mathew G. Lewis. La obra fundadora fue “El Castillo de Otranto” de Horace Walpole... donde el protagonista se llama Manfred... gran acierto el de Morrison de nombrar así al monje.

Las citas literarias del ex-director de Bruce Wayne son constantes y precisas. Cuando está a punto de liberar la peste, dice “la oscuridad, la podredumbre y la Muerte Roja tendrá dominio sobre todo”, clara cita a las últimas líneas de “La Máscara de la Muerte Roja” de Edgar Allan Poe. También recita: “No naciste para morir, ave inmortal” es un fragmento de la “Oda al Ruiseñor” de John Keats... en fin, es un asesino y un degenerado, pero eso si: muy culto.

CONCLUSIÓN
“Gothic” es una historia que deja claro que los cómics no son solo “dibujitos para niños”. Los cinco números están repletos de citas y referencias literarias, conceptos de arquitectura gótica, leyendas macabras, y momentos en donde la historia llega a volverse bastante aterradora.

Publicado en la revista "Comic Zone".